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Carta de María Zambrano a Ramón Gaya en 1949. /Cortesía de editorial Pre-Textos

María Zambrano y Ramón Gaya: cartas inéditas de una gran amistad en el exilio

'Y así nos entendimos' reúne la correspondencia entre la filósofa y el artista y poeta español tras la Guerra Civil. WMagazín publica, en primicia, dos misivas inéditas que reflejan el drama de miles de exiliados

Introducción WMagazín. «Éntrate donde están tus Dioses y habla con ellos que será hablar contigo, y entonces verás muy claro lo que necesitas hacer o que se haga y… después de un poco de padecer y aun de gritar, se acaba cumpliendo». Estas palabras de María Zambrano (Málaga, 1904-Madrid, 1991) en una carta a su amigo Ramón Gaya (Murcia, 1910-Valencia, 2005), en el verano de 1949, desde La Habana, dan cuenta de una gran amistad con sus emociones y sinceridad. Son dos de los centenares de intelectuales y creadores españoles exiliados por culpa de la Guerra Civil (1936-1939). Editorial Pre-Textos publicará la correspondencia entre la filósofa y el artista y poeta en octubre bajo el título Y así nos entendimos (Correspondencia 1949-1990), con edición a cargo de Isabel Verdejo y Pedro Chacón y un epílogo de Laura Mariateresa Durante.

WMagazín publica en primicia un avance de este libro-documento. Se trata de un par de cartas inéditas, en pdf del original y su transcripción, que es un brevísimo asomo a sus vidas de manera conmovedora y profunda. Cartas que son más que palabras escritas y guardan parte del ser que escribe y a quien escribe. Cartas que son compañía, con las que se trata de afianzar lo que son y lo que quieren ser. La vida, las emociones, las tristezas, las alegrías, los sueños, las quejas, las esperanzas, el pasado, los temas que se resisten a olvidar. La Guerra Civil española que determinó sus vidas para siempre. Cartas que, señala la editorial, «encierran reveladores textos que orientan la comprensión de la trayectoria vital y de la obra que llevaron a cabo Gaya y Zambrano».

Pre-Textos recuerda que «la correspondencia intercambiada entre los exiliados que se vieron obligados a abandonar España tras la Guerra Civil constituyó un necesario recurso para mantener vivas sus relaciones personales, pero, además, sirvió de privilegiado cauce a través del cual poder compartir sus ideas, proyectos, dolores y anhelos».

Ese es uno de los motivos por el cual se publica libros como este de Zambrano y Gaya: «Resulta plenamente justificado el que este legado no se pierda en el olvido, y que se haya venido acometiendo, desde diversos ámbitos, la ineludible tarea de publicar los restos de la memoria epistolar cruzada entre aquellos poetas, pintores, novelistas e intelectuales, desde fuera primero, y desde dentro, después, del país que un día se vieron obligados a abandonar».

Como este breve asomo a la vida de María Zambrano y Ramón Gaya a través de estas dos cartas inéditas que ustedes pueden leer a continuación.

'Y así nos entendimos'. Correspondencia entre María Zambrano y Ramón Gaya

De María Zambrano a Ramón Gaya

La Habana, 13 de junio de 1949

Edificio López Serrano /  L. y 13 El Vedado/ La Habana.  Cuba.

Mi querido Ramón Gaya: ayer recibieron unos amigos de los Hall y míos, la noticia… es decir, una carta de Trinita[1] diciéndoles que Cristóbal[2] ha muerto, que murió el 25 de febrero en Estoril, estando Trinita enferma en Londres… Antes había llegado el rumor y yo había pensado escribírtelo, pero… ¿cómo hacerlo? Ahora ya estoy segura de que lo sabes, pues Trinita te lo habrá dicho hace ya mucho tiempo. Sí, Ramón; no hay nada que decir. Nada. Sé que pocas muertes podían dolerte tanto, tocarte en lo más tuyo.

Muchas veces he estado por escribirte. Te hubiera dicho siempre la misma cosa, la única cosa que en el fondo te he dicho desde que nos conocemos, reafirmada el año pasado cuando nos vimos en México. Pero ¿cuándo sales? ¿Cuándo te vas a… no sé dónde, quizá a España? Quizá es pronto todavía y quizá un poco tarde, como sucede siempre que es pronto; no es el momento. Yo me marcho con Araceli [Zambrano], claro está, a Italia y a Francia. No sé bien cómo, pues si lo supiera no lo haría y hay que hacerlo así, sin saberlo bien. Voy a correr un riesgo, pero ¿cuándo no? Salimos de aquí el día 12 de julio en barco. Escríbeme antes, por favor, dame noticias de tu vida, pues en este momento las necesito: hasta ahora me hubiera sido agradable, pero ahora, con la muerte de Cristóbal es necesario. No sé si pasaremos unas horas en Lisboa y en ese caso veré a Trinita. Así que escríbeme.

(Mira qué cosa Ramón, te iba a preguntar por Fe,[3] pero es que sé que la llevas dentro de ti… Y entonces pienso que el artista vive su vida interior dentro de sí, de un modo a la vez secreto, hermético y expresivo. El arte es la secreta vida del corazón que se manifiesta sin dejar de estar oculta; es lo que está a la vez dentro y fuera).

Querría saber de Salvador Moreno[4] y de Soledad[5] y de la Peque,[6] todos han quedado para mí vivientes; y la pareja encantada[7] ¿se han casado? Y el otro muchacho;[8] a todos diles que les quiero mucho.

Y ¿qué vas a hacer, Ramón, qué vas a hacer? Ya sé que tú no eres para precipitarte en la acción; como tampoco yo. Pero mira: tenemos nuestros Dioses y, si sabemos hablarles y escucharles, las cosas se hacen ellas solas, y entonces las cumplimos casi sin responsabilidad y sin esfuerzo –me refiero al esfuerzo de la voluntad–. Éntrate donde están tus Dioses y habla con ellos que será hablar contigo, y entonces verás muy claro lo que necesitas hacer o que se haga y… después de un poco de padecer y aun de gritar, se acaba cumpliendo.

Adiós, escríbeme. Recuerdos de la hermana que se trajo muy viva la imagen de algunos de tus cuadros. Escríbeme. Adiós.

María

[En el margen inferior] Edificio López Serrano /  L. y 13 El Vedado/ La Habana.  Cuba.

El año [mes] pasado tuve carta de Trinita diciéndome que te habían escrito ya.

[1] Trinita Japp y Cristóbal Hall tras la guerra europea (que pasaron principalmente en Jamaica) se habían instalado en Estoril, junto a su hija Anne Pauline, y la hija de Ramón Gaya y Fe Sanz, Alicia.

[2] Cristóbal Hall (1897–1949), pintor inglés estrecho amigo de Ramón Gaya desde su juventud.

[3] Fe Sanz Molpeceres, nacida en Madrid en 1908, primera esposa de Ramón Gaya y madre de su hija Alicia, había sido amiga de María Zambrano desde los años de la formación universitaria de ambas. Murió en el bombardeo de la estación de Figueres el 3 de febrero de 1939.

[4] Salvador Moreno (1916–1999), nacido en México de padres españoles, músico e historiador del arte, fue amigo de Ramón Gaya y de otros exiliados como Luis Cernuda y Juan Gil-Albert, y de la soprano Victoria de los Ángeles. La editorial Pre–Textos publicó su Sentimiento de la música (1986) y las numerosas cartas que le dirigiera Gil-Albert, Cartas a un amigo (1987).

[5] Soledad Martínez García (“Sole”), pintora española, nacida en Barcelona en 1901 y amiga de Ramón Gaya desde sus años de exilio en México. Regresó a Barcelona en 1961 donde falleció en 1995.

[6] La peque”, familiar apelativo referido a Josefina Vicens, escritora y documentalista mexicana.

[7] “La pareja encantada” es una cariñosa referencia al poeta Tomás Segovia y su primera esposa Michelle Alban, ambos exiliados en México.

[8] Con la expresión “el otro muchacho” probablemente María Zambrano se estuviera refiriendo a Manuel Durán, escritor español exiliado, compañero de generación de Tomás Segovia.

 

Carta de María Zambrano a Ramón Gaya.

***

De  Ramón Gaya a María Zambrano

México, 24 de junio de 1949[1]

Querida María: ¡cuánto te agradezco tu carta! Hasta hace muy pocos días no he podido reaccionar y contestarle a Trinita. Lo terrible me paraliza; se ve que es mi manera de sufrir: la inmovilidad. ¡Cómo comprendo ahora lo que dice Proust de que en la vida nos morimos varias veces! En fin, no hay nada que decir, como tú misma escribes en tu carta.

Sí, quiero salir de aquí. Esto ya es demasiado. Pero todavía creo que pasaré un año más; procuraré ganar un poco de dinero y pensaré en ir a París con unos dólares para no tener que caer en ese provincianismo muerto de la pintura abstracta y de fabricación. Lo de España no lo veo todavía.

Si no fuera por esos dioses interiores, ¿dónde estaríamos todos ya?

En una sola cosa me siento cada vez más fuerte: mi pintura. Y cada vez me siento más comprometido. Es una alegría sentir que no somos libres. Sí, gracias a Dios, no tenemos esa monstruosidad vacía que se llama Libertad.

Te envidio mucho lo de Italia. Escríbeme desde allí, no dejes de hacerlo; no me abandones como todo este tiempo de La Habana. Me atrae mucho, otra vez, Venecia. Creo que yo la vería con todo lo que debe tener de cochambroso delicado, de cristal sucio, de perla usada. No dejes de escribirme desde Italia, dándome detalles de precios y todo.

Me impresionó mucho lo que me dices de mí mismo. No sabía que Fe se me transparentase, y ahora que ya estoy como consolado es cuando comprendo que no me consolaré nunca. Bueno, basta.

La pareja[2] se casó y son felices. Salvador [Moreno] y Soledad [Martínez] te escribirán. Te recuerdan con mucho cariño y admiración todos ellos.

Un abrazo de tu hermano

Ramón.

Saluda con cariño a la mujer guapa.[3]

[En el margen superior]: (Tengo que cambiarme de casa en estos días porque van a derribar ésta. Escríbeme a nombre de Julián Calvo, Río Tigris 109, Dp. 1)

[Añadido a mano por María Zambrano]: Contestada 20 noviembre.

[1] Esta carta de Ramón Gaya, conservada en la Fundación María Zambrano, ha permanecido inédita al no haber podido ser integrada en Cartas a sus amigos.

[2] Tomás Segovia y la que fue su primera mujer, Michelle Alban.

[3] Araceli Zambrano, hermana de María, nació en 1911en Segovia. Tras la muerte de su madre en Paris 1946, las dos hermanas permanecieron siempre juntas. Tras una penosa enfermedad, Araceli murió en Ginebra en el año  1972.

Carta de Ramón Gaya a María Zambrano.

  • Y así nos entendimos (Correspondencia 1949-1990). María Zambrano-Ramón Gaya. Edición a cargo de Isabel Verdejo y Pedro Chacón. Epílogo de Laura Mariateresa Durante. Editorial Pre-Textos publicará este libro en octubre de 2018.
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