John Ashbery (1927-2017) en un aimagen de 2005. /Fotografía de Steve Pyke

Muere John Ashbery, uno de los descendientes poéticos de Walt Whitman

Era uno de los poetas esenciales de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Cantaba al yo y agitaba la conciencia de la gente. Su poemario 'Autorretrato en espejo convexo' fue revolucionario

“El cristal decidió reflejar sólo lo que él veía /
lo cual bastó a su propósito: su imagen”

Ha muerto John Ashbery, uno de los pocos herederos directos de Walt Whitman. Tenía 90 años. El legado del yo y las voces alrededor que lo conforman, la exploración sobre sí mismo y sobre los sonidos de los demás para llegar a ellos en un efecto reflectante hicieron de Ashbery uno de los poetas esenciales de finales del siglo XX y comienzos del XXI. El más importante poeta estadounidense de su generación con un sitio en el canon.

John Ashbery es el quinto poeta más whitmaniano de la lengua inglesa, según Harold Bloom. “De aquellos que de hecho aprenden del Canto de mí mismo y lo completan”, escribió el crítico estadounidense en su famoso libro El canon occidental. “Nadie que esté escribiendo poesía en inglés tiene más probabilidades que Ashbery para sobrevivir al severo juicio del tiempo”.

Pero así como se unía a la tradición de la elegía del yo y tenía en cuenta el ruido de las palabras de la gente para describir sus propias imágenes y lograr agitar sus conciencias, Ashbery amaba el silencio, lo no dicho, el gesto, la mirada.

Como su obra que nació y creció sigilosa. Su primer poemario, Turandot y otros poemas, es de 1953. Las siguientes dos décadas sus libros no hicieron mucho ruido, hasta que llegó 1975 con su feliz e influyente Autorretrato en espejo convexo. El impacto fue tal que obtuvo los tres premios más importantes de su país: el Pulitzer, el de la Crítica y el Nacional del Libro.

Nada volvió a ser igual. Ni para él, ni para la poesía de su país porque Autorretrato en espejo convexo fue como una piedra tirada a un estanque cuyas ondas tocaron lo que estaba por venir. Imágenes hechas versos venidas del cuadro homónimo de Parmigianino, de 1524.

«Como hizo el Parmigianino,la mano derecha
mayor que la cabeza,tendida hacia el que mira,
retirándose con suavidad, como queriendo proteger
aquello que revela. Unos vidrios emplomados, vigas viejas,
forro de piel, muselina plisada, un anillo de coral
se acompasan en un vértigo donde descansa el rostro,
que va y viene flotando, como la mano,
pero que está en reposo.Es lo que queda
recluido.Dice Vasari:»Francesco se dispuso un día
a hacer su autorretrato, para lo cual se contempló
en un espejo convexo, como el que usan los barberos…
De este modo pidió que un tornero le hiciese
un globo de madera, y tras dividirlo en dos partes
y reducirlo al tamaño de un espejo, se dispuso
con mucho arte a copiar lo que veía en el cristal».
Principalmnete su reflejo , del que el retrato
es el reflejo cuando se ha apartado.
El cristal decidió reflejar sólo lo que él veía
lo cual bastó a su propósito: su imagen
vidriosa, embalsamada, proyectada en un ángulo
de 180 grados.
La hora del día o la densidad de la luz
que se adhiere a su rostro lo mantienen
alerta, intacto, en un gesto recurrente
de llegada. El alma se instala.» […]

Bibliografía

Algunos de los libros de John Ashbery editados en España son: Autorretrato en espejo convexo (Visor, 1990), Diagrama de flujo (Cátedra, 1994), El doble sueño de la primavera (Visor, 2009), Una ola (Lumen, 2003), Un país mundano (Lumen, 2009), El juramento de la pista de frontón (Calambur, 2010), Otras tradiciones (Vaso roto, 2014) y el último ha sido Pasaje techado (Visor, 2016).

Toda su “poesía es a su vez juguetona y elegíaca, absurda y exquisita, pero más que nada, es inmediatamente reconocible”, escribe The New York Times. Y continúa: “Si algunos poetas nos recuerdan la riqueza de la poesía estadounidense mezclándose perfectamente en algunas de sus tradiciones, Ashbery parece una tradición en sí mismo. Es un cliché decir de un escritor que nadie ha sonado como él, y, sin embargo: nadie ha sonado nunca como él”.

Ashbery, que escribió más de treinta poemarios, según Bloom, era el quinto verdadero descendiente de Whitman junto a T.S Eliot, Wallace Stevens, Hart Crane y D. H. Lawrence. Y el gran crítico fue más allá, afirmó que “está destinado a formar parte de la estela de poetas donde están Walt Whitman, Emily Dickinson, Wallace Stevens y Hart Crane”.

John Ashbery nació el 28 de julio de 1927, en Rochester, Nueva York. Hijo de un agricultor y una profesora de biología fue criado en una granja cerca del lago Ontario. Fue corresponsal en Francia en los años sesenta y tradujo del francés buena parte de los poetas surrealistas como Rimbaud y Roussel.

A los 90 años y seis días murió el niño que soñaba con ser pintor y estudió para ello, hasta que encontró en la poesía la forma de hablar a la vida, al arte y compartir la belleza. Como este poema Verano, el mes en el cual nació y murió:

«Ahí está ese sonido como viento
Olvidado en las ramas que significan algo
Nadie puede traducir. Y ahí está el aleccionador “más tarde”
Cuando tú consideras lo que una cosa significaba, y lo anotas

Por lo pronto la sombra es abundante
Y difícilmente vista, dividida entre las ramas de un árbol,
Los árboles del bosque, justo como la vida es dividida
Entre tú y yo, y entre todos los demás

Y lo hallándose en etapas siguientes
El periodo de reflexión. Y de repente, estar muriendo
No es ligero o conocido o poca cosa
Solo usado, el calor inaguantable

Y también las pequeñas construcciones tontas sobrecargan
A las fantasías que hicimos: verano, el ovillo de agujas de pino
Los destinos inciertos dados a nuestros actos con sonrisas simbólicas
Llevando a cabo sus instrucciones muy exactamente

-Muy tarde para cancelarlas ahora- , y el invierno, el trinar
De las estrellas frías en el cristal, que describe con amplios gestos
Este estado que no es tan grande después de todo
El verano implica descender como una escalera empinada

Hacia una estrecha cornisa encima del agua. ¿Esto es todo, entonces
Este consuelo metálico, estos tabúes razonables,
O lo que quieres decir cuando lo dejaste? Y el rostro
Se asemeja al tuyo reflejado en el agua».

  • Autorretrato en espejo convexo. John Ashbery. Traducción de Javier Marías. Editorial Visor
  • Una ola. John Ashbery. Editorial Lumen
  • Otras tradiciones. John Ashbery. Traducción de Eduardo Dobry. Editorial Vaso roto.

Winston Manrique Sabogal

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